viernes, 16 de diciembre de 2016

EL TOREO. Toros en Madrid el 26 de septiembre de 1886.

Gusta, y mucho, empaparse de la historia de nuestra afición. Conocer como se narraban antes las corridas y por ende como era la lidia de hace, en este caso, 130 años. Importante es estudiar como eran las suertes y los tercios en el pasado para conocer la evolución y porque no, ver la tauromaquia de dos siglos atrás con los ojos del XXI.

Con la nostalgia que da tocar el papel amarillento y ajado de aquellas épocas os traigo el Nº 614 de EL TOREO publicado el 27 de septiembre de 1886. Es una publicación que desgranaba la corrida del día anterior en Madrid e incluía reseñas y breves crónicas de otros festejos celebrados en diferentes puntos de la geografía española.

En este caso nos cuentan el devenir de la liada de los toros de Don Juan Manuel Sánchez (nuevos en la plaza) a cargo de los espadas "Frascuelo", "Angel Pastor" y "Mazzantini". Si importante era narrar la actuación de los matadores no lo era menos la de las cuadrillas. En estas corridas se  anuncian los nombres de los mismos dando más importancia a los picadores (había unos picadores "de tanda" que eran los titulares para picar la corrida y luego había otros secundarios). Que los picadores de hoy luzcan chaquetillas de oro es una reminiscencia de este tiempo debido a la importancia que llegaron a tener (y esto da para una buena tertulia y una buena reflexión).


A la salida del toro los picadores ya se encontraban en el ruedo a lomos de pencos y sin la protección que da un buen percherón y una armadura con forma de peto. De ahí que en ciertas plazas se usara dos tiros de arrastre, uno para el toro y otro para los caballos. Hecho que hoy perpetúa alguna plaza de manera meramente simbólica.
Había recortes, saltos con garrochas y un largo numero de suertes hoy ya en desuso. Las faenas de antes eran distintas, no tenían la composición de las de hoy ni los pases de muleta eran como los ejecutados igual. El toro de entonces, como menos selección y nobleza, no lo permitía. El toreo de muleta se entendía como una mera preparación para la muerte del toro, de ahí que si lee la crónica (cosa que recomiendo) verán que no era raro intentar matar al toro y a continuación seguir toreando.

Lo más curioso de esta publicación es un cuadro estadístico en el que se numeraba absolutamente todo. En el tercio de vara se contaban los puyazos, marronazos, caídas de caballos y los caballos muertos. En el de banderillas se dividían entre "pares fríos" y "pares de fuego". Se contabilizaban los pases de muleta y la actuación con el estoque (pinchazos, estocadas, descabello, amagos, desarmes incluso los minutos empleados para dar muerte al toro).



En el interior se puede leer la crónica (extensa) de la tarde y al final de la misma una valoración de la actuación de los matadores. En este caso dicen que "Frascuelo" y "Angel Pastor",máximas figuras de la época, no anduvieron finos en Madrid (cuan osados eran los periodistas de antes! Ustedes me entienden...)



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